Vivencias y pensamientos sobre la ruralidad y la vida en el campo desde Purujosa pueblo casi deshabitado a la sombra del Moncayo.

jueves, 30 de junio de 2011

El nido de Colirroyos del Balcón

Una de las cosas que más me gusta de subir a Purujosa es el reencuentro con la naturaleza. Conforme se va ascendiendo valle arriba las laderas van ganando inclinación, los árboles terminan llegando hasta el mismo borde de la carretera. Este fin de semana sin ir más lejos, pude observar dos corzos, tres conejos y dos perdices. Sin embargo, con lo que más disfruté fue con la contemplación de los coliroyos.

Cuando compramos nuestra casa, entre las derruidas paredes de la ruina que era, anidaba una pareja de colirroyos. Mientras obrábamos los veíamos entrar y salir por la puerta. Como un capricho del destino, de nuevo unos coliroyos han vuelto a nuestro hogar. Han puesto su nido en el alero del balcón y su primera pollada ha sido un éxito: Un joven y gordo polluelo revolotea por la replaceta. En Purujosa, la naturaleza llama a la puerta de casa. Vecinos alados, bienvenidos de nuevo al hogar.

2 comentarios:

  1. los animales siempre saben donde se les respeta
    te sigo desde hace algún tiempo y me gusta mucho tu blog, en general todos los del Moncayo,
    saludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com
    RAUL

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  2. Hola Raul. Muchas gracias por tus palabras, dan mucho animo para seguir adelante con el blog. He estado mirando tu blog y es una pasada, a ver si lo ojeo con más detalle este fin de semana. Recibe un abrazo desde un rincón encantador muy próximo al Maestrazgo: Rubielos de Mora. Estoy por aquí en un congreso de historia. Saludos!

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